Por: Julia Romero
«Para lograr cambios estructurales hay que empezar por uno mismo»
Todos los días escucho quejas, sobre gobiernos, gobernadores, funcionarios, organizaciones, familiares, amigos, etc. Y con esto de que la tecnología permite a la gente quejarse en más medios de comunicación al día (blogs, facebook, twitter, myspace, etc.), se pueden ver, escuchar, recibir, postear y twitear quejas exponencialmente. Al parecer el facebook funge de intermediario entre las discusiones de sobremesa y las revoluciones de café, y hay que tener cuidado porque «todo lo que uno diga podrá ser posteado en su contra».
En un mundo donde predomina el infotenimiento, da la impresión de que que facebook está a punto de ocupar el puesto de Dr. corazón, psicólogo, antidepresivo, paño de lágrimas, vaso-dilatador, etc de los cybernautas y donde se invierten más horas al día en aplicaciones como Farmville que para trabajar en algo productivo, o para estar en contacto con la realidad de nuestro país. Qué clase de evasión se está generando donde la gente conoce más sobre la parcela cibernética de vacas azules de un desconocido, que la del campesino e está en la periferia de la ciudad manifestándose en una verdadera lucha por sobrevivir. La ignorancia y la abulia son nuestros peores enemigos, no hay diferencia entre el tirano y el sumiso, para que existan la tiranía y los monopolios existen también ciudadanos que con sus acciones validan esa tiranía. Por lo tanto no hay diferencia entre lo que hace Monsanto y un ciudadano que no es capaz de ver esa realidad.
Hemos permitido que los medios de comunicación nos aislen en lugar de conectarnos, nos desinformen en lugar de comunicarnos, y nos mantengan en la ignorancia, mientras nosotros aceptamos los contenidos que se nos ofrecen sin siquiera cuestionar.
Desde hace tiempo se dice que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, qué voy a hacer para merecer algo mejor. Alguien muy sabio me dijo «Yo ya no me pregunto qué país le voy a dejar a mis hijos, si no qué hijos le voy a dejar a mi país».
No podemos esperar que sucedan cambios estructurales que beneficien el desarrollo de nuestro país, si la mayoría de las personas que pueden realmente hacer algo desahogan sus preocupaciones en redes sociales, y las revoluciones se terminan al levantarse de las sillas del café.
Para lograr cambios estructurales hay que empezar por uno mismo. Si queremos terminar con la corrupción afuera, primero hay que mirar dónde se origina la corrupción en nosotros mismos. Cuántos de nuestros actos al día son corruptos o contribuyen a fortalecer la corrupción en México. Si queremos un país diferente, necesitamos ser mexicanos diferentes, concientes y dispuestos a actuar. El consumidor tiene el poder siempre, y siempre se puede decir que no.
Y todos somos corresponsables de la situación que vivimos hoy en nuestro país desde el momento en que decidimos ignorar la realidad de millones de mexicanos que viven en situaciones de completa vulnerabilidad, simplemente porque mirar esa situación no cabe en nuestra agenda social.
Ser ciudadanos significa saber que somos corresponsables de la realidad del país, y como tales debemos tomar acciones, profesionalizarnos, conocer nuestros derechos y obligaciones, vigilar que las leyes se cumplan, seguir las carreras y agendas políticas de nuestros gobernantes, informarnos sobre los procesos e iniciativas de ley, dar seguimiento a los programas sociales para garantizar el impacto de los recursos invertidos, implementar planes de acción para incidir en las políticas públicas, saber diferenciar entre lo público y las políticas públicas, etc. De otra forma sólo somos personas que nacieron en un territorio y que siguen una serie de costumbres sin siquiera saber porqué.
Desde dejar de consumir productos de empresas que sabemos que contribuyen a la desigualdad de oportunidades, que no promueven los derechos humanos, ni la equidad de género, ni con la salud, y que fomentan la esclavitud de la humanidad. Desde hace algunos años está de moda que las empresas se cuelguen medallas que las califican como «socialmente responsables» pero en la mayoría de los casos dichas empresas sólo cumplen con cambiar «algunos» de los muchos indicadores como para ser certificados y portar la ostentosa medalla.
Como ciudadanos no podemos seguir validando estas acciones. Todos somos instrumentos de cambio social. Para que este cambio sea estructural y positivo tenemos que poner mucha atención, no quedarnos con el discurso mediático. Seamos agentes de cambio social, cuestionemos la información que se nos presenta en medios de comunicación, pongamos los pies en la realidad social, informémonos y tomemos acción, entonces sí participaremos en construir un mejor México para el futuro. Si no, todo lo demás se convierte en pan y circo.
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